Un poema de Rumi tomado de la antología The Soul of Rumi, traducido al inglés por Coleman Bark. Nos preguntamos aquí por la moción del mar, por ver la eternidad en las formas y dejar que opere a través de nosotros la marea, dejar las cuita en la orilla y dejarse llevar –meditando en el rostro divino, rostro oceánico, alta guía, estrella que se refleja siempre en la espuma.
Flota, confía goza
El Profeta dijo: nadie voltea hacia atrás
y se lamenta de dejar
este mundo. ¡Lo que se lamenta
es cuán real pensamos que era!
Cuánto nos preocupamos
de las apariencias y qué poco
atendimos a aquello que se mueve
a través de la forma. “¿Por qué pasé
mi vida negando la muerte? ¡La muerte
es la clave de la verdad!”
Cuando escuchas lamentos como ese
di, en voz baja, para ti
“Aquello que te movía entonces
todavía te mueve, la misma
energía. Pero ahora entiendes
perfectamente que no eres
esencialmente un cuerpo, tejido, huesos,
cerebro o músculo. Disuélvete
en la lúcida visión. En vez
de mirar abajo hacia la tierra
del camino enfrente
mira hacia arriba: ve ambos mundos,
el rostro del rey, el océano
esculpiendo y llevándote
consigo. Haz escuchado
descripciones de ese mar. Ahora
flota, confía y goza su moción”.