Alguna vez los dioses caminaron entre los hombres,
las musas gloriosas y un Apolo juvenil,
inspirando y curando, justo como tú.
Tú eres para mi como si uno de esos seres celestiales
me hubiera enviado a la vida -la imagen de mi amiga
me acompaña por doquiera y todo lo que haga
y todo lo que aprenda -sufriendo y creando-
viene de ella, con un amor que perdura hasta la muerte.
¡Qué realmente podamos vivir, tú con quien sufro
y anhelo una edad más bella!
Con fe y fuerza.
Pues somos en verdad los elegidos.
Y si nos pudieran ver en la posteridad,
cuando otra vez el espíritu sea lo principal,
dirían: los amantes solitarios crearon en esos días
su propio mundo, como los dioses en la eternidad.
La tierra envolverá a aquellos que se ocupan de lo impermanente:
otros se elevan más alto, hacia lo trascendente.
Más cerca de la luz vas tú, por el éter azul.
Los que son fieles al amor que llevan dentro
y al espíritu de los dioses, ellos conquistan el destino,
pacientes y en silencio.
Traducción libre, en el espíritu de la letra, del poema de Hölderlin «Alguna vez los dioses caminaron…», por Alejandro Martínez Gallardo, @alepholo.