En cualquier momento dado
se siente algo ser tú,
el mundo aparece de cierta forma-
y tal vez no importa tanto cómo es,
sino el hecho puro de que es.
La luz siempre está haciendo el mundo,
siempre está revelando la existencia:
un embrión dorado en las crestas de la olas,
Fanes aparece en el espejo de la conciencia-
en este mismo instante las Diez Mil Cosas
nacen del vientre de la Mujer Misteriosa,
en la profundidad del valle.
Y quizás sea un milagro
que podamos atender
a esta obra.
En cualquier momento dado
respirar y poner atención,
y empezar a notar
que el mundo que se muestra
nos ha sido dado:
luminoso, único y múltiple
-la aparición de cada forma-,
un regalo de la divinidad.
Esto
podría ser ya
la eternidad.
*
It is true that I want to defend a theological reappropriation of what i have called the «covenant of light» -a trust in the evidence of the given, an understanding of knowledge as an effect of the eros stirred by the gift of the world’s truth…
It is, I want to say, because beauty -which is no thing among things- is being itself, the movement of being’s disclosure, the eloquence by which everything properly charitably regarded, says infinitely more than itself. Beauty is the transcendence of being in the gift of the immanent.
-David Bentley Hart
Poema escrito por Alejandro Martínez Gallardo (@alepholo) el 28 de agosto, bajo el argumento de que el encuentro de la luz y la percepción en el lienzo de la conciencia es ya un hecho teofánico. La percepción es deidad como dice una maestro budista.