He intentado escribir el Paraíso
No te muevas
deja que los vientos hablen
eso es el paraíso
Deja que los dioses perdonen
lo que he hecho
Deja que aquellos a quienes amo intenten perdonar
lo que he hecho.
****
I have tried to write Paradise
Do not move
Let the wind speak
that is paradise.
Let the Gods forgive what I
have made
Let those I love try to forgive
what I have made.
– Ezra Pound, Notes for Canto CXX
La gota-energía es una joya controlada por los vientos.
Ranjung Dorje, Tercer Karmapa
Energía es una delicia eterna.
William Blake
El maestro actúa sin hacer.
Lao-zi
Estamos en el Edén, justo como estamos ahora. Ser, y al mismo tiempo no ser. Ser o no ser, pero luego, ser y no ser. Los dos al mismo tiempo. Lo mejor es estar viviendo y, sin embargo, no viviendo. Muriendo y, sin embargo, no muriendo.
D.T. Suzuki
*
Pound lo ha dicho dejando que lo diga lo que se mueve cuando no se mueve la mente. Cuando el poeta no se mueve, el mundo habla -y sin las oscilaciones de la mente (citta vrtti) lo que habla es el viento: paraíso. En ese punto silente la totalidad emerge como una ola de luz en el agua quieta. Una misma brisa fresca en las hojas y en la sangre, con los signos de la mañana. La misma ráfaga ahora abre la puerta y quita la espada del Ángel.
El paraíso es lo que ocurre espontáneamente, el gestalt del silencio: la delicia eterna de la energía que se gesta del punto de quietud, lo que deja, lo que hace campo, Lichtung. El paraíso es el espacio que permite que todo respire junto sin superponerse; lo que se ve, es sólo la revelación de la luz en el tiempo; y lo que se oye es sólo el sonido que hace la luz cuando atraviesa a la luz. El paraíso es el cuerpo abierto, sin adentro ni afuera: soplan los vientos. Atravesado por los vientos: el cuerpo/la porosidad de brisas de astros y rocío -rocío que cae de cráneos celestes.
Deja que hablen los vientos del cuerpo, el jardín por el que se mueve el espíritu en el fresco de la mañana. En silencio, los vientos soplan moviendo joyas. Quieto el cuerpo es única joya, resplandeciente perla. Lo que hace resplandecer el cuerpo es el viento. Y cuando sube a la cabeza, como una serpiente enhiesta, despierta al dios que dormía.
No escribí el paraíso, pero lo que habla cuando dejé de intentar es el paraíso.
Edén es una palabra hebrea que significa «delicia». La delicia es la fruta que no se busca. La fruta que aparece madura, fulmínea. Lo que hace que la fruta caiga del árbol son los vientos. Un viento en la rama, y la mente inmóvil, la fruta cae: joya en la tierra. Paraíso.
Mira como todo se mueve solo, sin esfuerzo tiene más fuerza: mil mares rompen en un punto. En la cresta de la ola está la luna entera, los diamantes volátiles de la espuma. En la aguja del pino los tres tiempos son un único sonido.
Sin hacer nada, todo llega.
Pound no escribió el paraíso,
pero el viento sopló
y nosotros ya estamos allí,
sólo deja que hable: